Autor: Paco Arenas
Páginas: 230
Editorial: Hades
Precio: 15€
La tradición oral manchega siempre ha tenido por cierto que Don Quijote y Sancho fueron personas reales y no solo fruto de la genial inventiva de Miguel de Cervantes. La casualidad provoca el hallazgo en el interior de una cueva de un baúl en cuyo interior se encuentran unos manuscritos, una capa, una virgen de mármol del tamaño de un cencerro y una bacía oxidada de barbero. Estos manuscritos están escritos por Teresa Panza, sí, por Teresa Panza, la hija de Sancho Panza, campesino manchego reconvertido en escudero por don Alonso Quijano. Teresa cuando conoce al autor del Quijote tiene poco más de dieciséis años y apenas sabe leer, porque según el bachiller Carrasco, las mujeres no lo necesitan. Un Miguel de Cervantes casi sexagenario es quien le enseña no solo a leer sino también escribir y pensar como mujer y persona.
Una aventura plasmada con sentido del humor, frescura, erotismo y cierta crítica social, que podría llegar a calificarse como feminista. Los manuscritos están redactados por Teresa Panza, el primero por una jovencísima muchacha campesina, mientras que el segundo esa misma Teresa Panza, ya anciana y bastante más culta aunque sin perder por ello la frescura y humor del primer manuscrito, pero desengañada por los reveses de la vida, se encarga de demostrar con claridad la existencia real de don Quijote y por supuesto de su propio padre, Sancho Panza.
Novela basada en la conocidísima historia de Don quijote.
Todos los manchegos se sentirán alagados tras leer esta historia.
Aquí, Paco Arenas saca a Teresa del contexto en que la metió Cervantes y la lanza por tierras manchegas.
Esta es una histaria alternativa dentro del marco ya conocido. Teresa nos cuenta su vida, acompañada de un elenco de personajes magníficamente bien caracterizados.
Aunque el autor utiliza el castellano actual para recrear una subhistoria, la estructura de las frases recuerda a la antigua forma de escribir. Paco Arenas hace un gran uso de hipérbaton, alteración de las palabras en una misma frase para embellecer el lenguaje, y con ello la lectura.
Por todo esto, por la estructura y vocabulario utilizado, vemos una narración muy buena y notablemente trabajada.
Esta narración, junto a la caracterización de los personajes, nos llevan a esa época antigua en la que se encuentra la historia.
El autor consigue perfectamente que visualicemos las escenas y los personajes envueltos en un tiempo anterior.
Puntuación: 6
Gracias a ediciones Hades por el ejemplar.
Hola! No la conocía pero parece entretenida.
ResponderEliminarMuchas gracias por la reseña!
Un saludo!
Hola!
ResponderEliminarAunque me gusto el quijote fue un reto leerlo... dudo que lo lea pero gracias por la reseña, no lo conocía.
¡Un besito!
Este la verdad es que no me llama nada la atención, pero gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn beso ^^
¡Hola!
ResponderEliminarNo lo conocía pero la verdad que trás leer tu reseña tiene una pinta muy buena :), apuntado queda para leerlo en un futuro no muy lejano jeje.
Que tengas un feliz Jueves ♥
Hola gama!
ResponderEliminarNo conocía la historia pero tampoco creo leerla porque este tipo de libros simplemente no son para mi, me aburren una barbaridad
Besazo
Uys, pues me dejas con mucha curiosidad por este libro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola!!!
ResponderEliminarEste verano tuve la gran suerte de que cayese este libro en mis manos, me lo trajo mi hija de Cuenca, sabiendo que soy un gran enamorado del Quijote. Me encontré con algo muy diferente a lo que esperaba, “Los manuscritos de Teresa Panza” no es una novela al uso, ni creo que lo pretenda su autor, como bien dices por la novela desfilan un elenco de personajes magníficamente bien caracterizados, especialmente Teresa Cascajo y Teresa Panza, hija de la primera, sin olvidar Cervantes que pasa a ser un personaje de la novela, coetáneo de la familia Panza.
Quien escribe los manuscritos es Teresa Panza, hija de mi tocayo Sancho Panza y de Teresa Cascajo. Hace excepcional a esta novela su uso del lenguaje, que imita bastante al del siglo de oro, mezclado con expresiones manchegas que dan credibilidad al relato, no olvidemos que quien los redacta es una campesina manchega, con humor, sabias reflexiones populares y un erotismo desbordante en algunas ocasiones. El final del segundo manuscrito sublime y el epílogo logra su objetivo, hacernos creer que Don Quijote y Sancho Panza fueron personas de carne y hueso y quedándote la duda de si esos manuscritos existen o son invención del autor.
Hay que tener muchas ganas de escribir, y mucho amor por los clásicos para escribir un libro imitando el castellano antiguo y con personajes del Quijote. El planteamiento de Arenas es muy osado hoy en día, sabiendo que pocos somos quienes volvemos a ellos de vez en cuando. A mi me ha gustado la originalidad de convertir a Cervantes en un personaje de ficción, y al mismo tiempo, al mismo tiempo que a los ficticios, Sancho, Teresa Panza, Teresa Cascajo, los hace pasar por reales, y los ubica en un pueblo conquense, real, en Pinarejo. Y también me gusta que sea una voz femenina quien cuente la historia. Quizás las partes más amena de leer sean, como se dice en el anterior comentario, la parte final del segundo manuscrito y la narración de como son encontrados por el autor. Sobre todo, esta última parte a mí me ha parecido fresca, sincera, y cercana.
ResponderEliminarTambién se agradece, que se le de voz a una mujer. El autor no puede contener su espíritu reivindicativo a lo largo de la obra, con críticas veladas o no, a las clases acomodadas de la época, aristócratas y clero, especialmente. Aunque yo no diría, como afirma la autora de la reseña,que la obra está bien narrada. Hay fallos de estilo y de estructura que hacen que se pierda el hilo de la historia. No debe ser fácil, entretejer las historias paralelas que van surgiendo, y para escribir como los clásicos, hay que ser muy osado y valiente, y Paco lo ha sido, desde luego.